La Liebre y la tortuga volvieron a citarse en una ruta
para terminar aquella vieja y ríspida disputa.
Largaron ambas corredoras, frenéticas, veloces, sin cuidarse...
Pensando en el triunfo, en la victoria, en humillarse...
La Liebre entra en la curva, primera, va coleando
tan veloz que no vió al enorme SCANIA estacionado
Ella en su chevy roja bloquea frenos y derrapa,
y el camión le da de cola volandole las chapas.
La Tortuga de atrás la esquiva, le hace un fino
y llega al fin primera en su negro Torino
y terminaron la carrera con bronca, odio y asco,
con la Tortuga ilesa y la Liebre salvada por el casco
El Torino fundido, retorcidas las bielas, quebrado el cigueñal
y el Chevy de la Liebre estampado en un cartel de Pineral
MORALEJA:
Si tu padre es Tortuga, Liebre o una veloz Cotorra
pegale en su auto un cartelito de "Papá no corrás"
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